La unidad de lo doméstico
Ottoniel Herso
México, Chalco, Estado de México. Mi nombre es Ottoniel Herso. Actualmente estudio la carrera de Biología y trabajo en un laboratorio de análisis clínicos. Me fascina el estudio de la naturaleza porque, a través de él podemos comprender el funcionamiento e interacción de lo vivo con lo vivo, y lo vivo con lo no vivo. Esta comprensión obtenida del diseccionar algunas incógnitas del entorno, para comprender una parte de nuestra realidad, es la misma fuerza motora que me impulsa a leer y escribir poesía. La diferencia es que, al estudiar biología, sano las dudas que acomplejan mi existencia, pero el bisturí en manos de la poesía abre heridas que me impulsan a abrir más heridas. Por ello, el transcurso de mis días se haya en el equilibrio entre lo vivo y lo muerto que entiendo a través de la biología y lo que puede revivir y matar en mí el bisturí poesía.
I
Todo hijo es una herida,
que late,
todo hijo es una herida
a la que se le asigna
nombre.
II
Fui un pez,
y en el vientre de
mi madre que fue un
mar anochecido, nadaba
en sueños de otro mundo,
tal vez de otra vida. Nací
doliéndole a mi madre,
mi primer gesto hacia
el mundo fue el de
un pez que tiene
que aprender a
respirar.
III
Se me otorgó nombre
con la intención de no olvidar
quien era,
lo que no supieron es
que nombrar a un ser
es volverlo un cuenco
en el que el mundo
deposita su ira y sufrimiento.
IV
Nombrar es domesticar,
identificarse y ser identificado
por un nombre, es la unidad
de lo domestico,
somos perros amaestrados
en domesticar a otros perros.
Tu nombre,
el mío,
el nuestro,
bocetos repetitivos de trazo
inservible, usado para reconocer
que tan buen cánido eres,
soy,
somos,
cuánto ladras,
cuánto soportas, con las garras,
rascar tus llagas de ayer henchidas,
de culpas ajenas infectadas,
qué tanto te dejas patear
hasta que el hocico
te sangre,
me sangre,
nos sangre,
sin dejar de mover alegremente
la cola, porque fuimos nombrados
para decirnos, mientras retomamos
el aliento en un rincón oscuro,
con algunas costillas rotas,
que
somos buenos perros.